En la primera entrega, la película giraba en torno a un viaje de miles de kilómetros desde Providence hasta la localidad montañosa de Aspen. Todo este largo viaje se debe a Mary "Samsonite", la chica de la que se enamora Lloyd cuando la va a llevar al aeropuerto y ésta deja una maleta en el aeropuerto. Lloyd, muy caballeroso él, decide llevarle la maleta en persona hasta Aspen, sin saber el riesgo que corren él y su compañero Harry, ya que la maleta contiene el dinero del rescate de Bobby, el marido de Mary. Por supuesto, en todo el camino vivirían miles de aventuras y peripecias, enfrentamientos con camioneros, bromas, esquinazos a la policía, muerte a un matón... todo sin quererlo claro.
La película cuenta con una gran carga cómica muy digna de los hermanos Farrely y guiños hacia su precuela e incluso un guiño a Breaking Bad.
Como se ha dicho muchas veces "las segundas partes nunca fueron buenas", esta puede ser una de esas veces. La película está bien, obviamente superar a la primera es un trabajo muy difícil, imposible diría yo y con esta secuela no se ha conseguido llegar al nivel de la primera. Pero a una que ha crecido con las películas y el humor de Jim Carrey, le hace ilusión volver a ver a Lloyd y Harry de vuelta a las andadas.
Sin duda, lo peor de mi experiencia en el cine con esta película ha sido el doblaje. Es sabido que el doblaje en España es de muy buena calidad y casi siempre se ha hecho muy buen trabajo, ya que tenemos unos actores de doblaje muy buenos. De hecho, seguro que no soy la única que cuando piensa en Jim Carrey asocia su persona con la voz en español de Luis Posada, que es quien ha prestado su voz al actor en todas sus películas desde 1994 con precisamente, Dos tontos muy tontos. O por ejemplo, cuando uno piensa en Samuel L. Jackson, reconoce la voz de Miguel Ángel Jenner, que es su doblador habitual.
De hecho, hace poco vi un documental muy bueno, Voces en imágenes, en el que muchos de los actores de doblaje de España eran entrevistados. Se les ponía cara por fin a todas esas voces que habíamos visto en la gran pantalla miles de veces. Cuando salió Luis Posada, me alegré enormemente de ver por fin el rostro que me había regalado miles de momentos de risa y diversión interpretando a mi actor favorito. Había un actor de doblaje en concreto que decía que si veías una película y al terminarla no te habías dado cuenta del doblaje, es que habían hecho un buen trabajo. Sé que el sector del doblaje está pasando por un mal momento, pero siento mucho decir, que con la nueva película de los hermanos Farrely no me ha parecido un buen trabajo hecho.
Cuando vi el tráiler de Dos tontos todavía más tontos, me llevé una gran desilusión al ver que habían sustituido a Luis Posada para doblar la voz de Jim Carrey. Pensé esperanzada que quizá sería sólo para el tráiler y que en la película sí que le doblaría él. Mi desilusión me abofeteó en la primera escena de la película y se extendió por completo en el resto de ella. Veinte años escuchando a Jim Carrey en español con la voz de Luis Posada y en la película más esperada del otoño van y lo sustituyen... No sé a qué se debe el cambio pero creo que no soy la única persona a la que el doblaje le ha fastidiado la película. Escuchar a Jeff Daniels con la voz de Billy Crystal o a Kathleen Turner con la vocecita de Catherine Keener tampoco ha ayudado nada. Quizá sea yo, una fan del doblaje español y que está acostumbrada a la voz de cada uno para cada personaje. Pero tengo que decir que la secuela de Dos tontos muy tontos ha perdido muchísimos puntos debido al doblaje inadecuado que se ha hecho de ella.
Sin duda volveré a verla pero en versión original para volver a darle una segunda oportunidad. Mientras, siempre nos quedará la primera e inigualable de 1994.
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